La Sencillez de un Niño

Recuerdo que fácil era soñar cuando era niño.  A través de mi imaginación podía ser y hacer lo más increíble del mundo.  Ahora como adulto todo es más complicado, todo es difícil, todo es pesado y cansado, todo tiene que ver con apariencias y aspecto, en muchas cosas he perdido la sencillez de cuando era niño.  No hablo de madurez o inmadurez, creo que la sencillez saca lustre y engrandece a la madurez.

Mira lo que dice Jesús:

Mateo 18.1-4

En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.

Hay algo que es natural en un niño y Jesús lo resalta, un niño es humilde, piensa en esto, un niño siempre mira a los demás hacia arriba (como superiores) porque son más grandes, pero nunca piensa poco de sí mismo (normalmente).  Un niño no tiene ningún problema en correr y coger la mano de su papi cuando necesita ayuda.  Esta es la sencillez que perdemos, mientras los niños sueñan, los adultos presumimos, mientras los niños se ilusionan, los adultos nos jactamos, mientras un niño no ve complicaciones, los adultos lo complicamos todo, mientras un niño reposa en el cuidado de papá, los adultos nos volvemos auto-suficientes.

¿Hace cuanto que dejaste de ser niño? ¿Te ilusiona levantarte cada mañana? ¿Te emociona vivir intensamente, más que concretar un buen negocio? ¿Te ilusiona coger la mano de papá y sentirte protegido y amado?

Punto de acción:

Haz algo divertido este fin de semana, si te es posible hoy.  Trata de pasar tiempo con un niño cercano a ti y obsérvalo y aprende lo que es la sencillez.  Coge la mano de Dios, relájate y experimenta la paz que da el sentir que papá te ama y te cuida.