He observado que la mayoría de personas anda siempre quejándose del poco dinero que recibe o tiene. La pregunta sería «es poco» con relación a qué.
Cuando uno recién está en la etapa de estudiante, ya sea en la universidad, o en algún otro centro de estudios académicos o tecnológicos, es común vivir «con lo justo» para costear los gastos de transporte y alimentación diaria y pensamos por supuesto, que «no nos alcanza».
Al conseguir el primer empleo, también «nos adaptamos» al primer sueldo, que generalmente es un sueldo por «practicas profesionales» y suele ser no muy holgado (a veces no nos pagan) y sobrevivimos, pero tenemos también la sensación de que «no nos alcanza». Conforme ganamos experiencia profesional, comenzamos a ganar más y nos cotizamos altamente en el mercado laboral, esto por supuesto provoca un cambio en nuestro estilo de vida y por ende en nuestros gastos, pero lo sacamos adelante sin ningún problema, sin embargo otra vez tenemos la sensación de que «no nos alcanza». Al formar una familia, los gastos sufren un fuerte incremento y buscamos un mejor trabajo para poder afrontarlos y conseguimos junto con él, un mejor y más apreciable sueldo, entonces un día nos damos con la sorpresa de que el dinero que recibimos, que es mucho mayor al de las etapas anteriores de nuestra vida, tampoco «nos alcanza». ¿Cuál es el problema? ¿Por qué siempre parece que lo que recibimos es poco?.
Una explicación lógica a esto es que cada etapa de nuestra vida involucra algunas exigencias y ciertas inversiones que se van incrementando de acuerdo a la aceptación de nuevas y mayores responsabilidades.
Pero otro asunto, que a mi criterio, provoca esta sensación de que cualquier cantidad de dinero «no nos alcanza», es el de vivir sin determinar nunca cuánto dinero necesitamos realmente para cubrir nuestro gastos. Cada etapa debería hacer que tengamos meridiana claridad para saber la cantidad exacta de efectivo que cubre todo lo que necesitamos para vivir.
A esto llamamos círculo cerrado. Un círculo abierto siempre estará en expansión, es decir, si de pronto recibo más dinero, aumentarán inmediatamente mis gastos. En cambio un círculo cerrado da estabilidad y nos posibilita a trabajar en previsión al futuro, si de pronto recibo más dinero, no aumentarán mis gastos, aumentarán mis inversiones.
Para cerrar el círculo de nuestra vida financiera debemos revisar nuestro valores y principios y cambiarlos de ser necesario. Es imposible pensar y actuar siempre de la misma forma y pretender obtener resultados diferentes.