¿Desesperados?

Muchas nos encontramos desesperados, la familia, la vida sentimental, la rutina, el trabajo, la salud, las finanzas y otros asuntos cotidianos nos abruman muchas veces y no sabemos qué hacer.

Mira lo que dice Dios:

«…No se turbe vuestro corazón…»     Juan 14.1

Dios sabe que eres un ser humano.  Sabe además que los momentos de confusión o desesperación son reales y estamos expuestos a ellos.  Pero sabe además el remedio para enfrentarlos.

Lo primero es reconocer que la desesperación no es una consecuencia a los problemas sino una actitud frente a ellos.

Es por esto que Dios dice que la confusión empieza en el corazón.   La clave entonces es el manejo del corazón, claro, no como parte de nuestro organismo sino como el asiento y centro de comando de nuestros pensamientos y emociones.  Si logramos mantener el control sobre nuestros corazones todo lo demás será más sencillo.  Hacer esto no es una tarea fácil, pero podemos empezar por lo que está a nuestro alcance.  Cierra la entrada a los malos sentimientos.  Deja de guardar resentimientos y de tomar todo de manera personal.  Esto mantendrá limpio tu corazón y manejable.  Cierra la entrada a los malos comentarios.  No escuches a la gente pesimista, a la gente chismosa, a la gente que vive quejándose, si es necesario cambia de círculo de amigos.  Esto mantendrá tu corazón en perspectiva.  Cierra la entrada a situaciones o elementos que te debilitan.  Cuida mucho lo que ves, cuida mucho el uso de tu tiempo libre, aléjate de cualquier cosa que controla tu conducta.  Esto mantendrá tu corazón libre.

Hay algo que no está a tu alcance.  La historia de tu corazón no empieza hoy.  Aún cuando decidas implementar los concejos arriba mencionados, tu pasado hará que tu corazón siga inmanejable.  Dios sí puede y quiere limpiar tu corazón.  Entrégaselo hoy, deja que Él se vuelva el protagonista de tu vida.

Punto de Acción:

Haz una lista de las cosas a las que les cerrarás la puerta desde hoy.  Sé objetivo.  Entrégale tu corazón al Señor hoy.