Cuando de buscar vivienda se trata, existen siempre muchas cosas para evaluar. Hay casas lindas pero que no están a nuestro alcance. Es allí que nos echamos a buscar algo no sea de estreno, pero que se vea bastante bien. Al poco tiempo notamos que las múltiples refacciones que hay que hacer terminan por demandarnos el doble del esfuerzo, dinero y tiempo que si hubiéramos comprado o decidido por algo nuevo.
Definitivamente, siempre es mejor una construcción nueva que una remodelación. Claro está, siempre y cuando se pueda acceder a ella.
Hoy en la sociedad encontramos muchos hogares que parecen casas antiguas, son hogares cayéndose a pedazos. Necesitan con carácter de urgencia una restauración. Si esto es triste, mucho más triste y grave es, que existen hogares a punto de formarse, que están usando los mismos materiales que hicieron colapsar a los que buscan una refacción.
Empecemos por el principio. Si estás a punto de casarte, tú necesitas tener en cuenta los elementos fundamentales que constituirán el cimiento de tu futuro hogar. Ni el dinero, ni las propiedades, ni el éxito profesional, ni la devoción religiosa son fundamentos sobre los cuales reposa y se afianza un matrimonio.
La clave es la «Relación». Algunos matrimonios fracasaron antes de siquiera haber pisado el altar por no haber trabajado la relación.
Tres ladrillos son básicos para construir la relación: El genuino amor, La verdadera comunicación y la salud emocional.
Pregúntate si estos tres ladrillos están presentes de manera personal y conjunta en tu relación.
Dios te use,
Martín Torres