El ser humano tiene de manera natural un deseo de notoriedad y aprobación. Somos seres sociables, al relacionarnos nos encontramos de pronto en una pugna por destacar de una u otra manera. ¿Quisieras ser grande? ¿Ansías llegar más lejos y más alto? ¿Cuál es la forma?
Mira lo que dice Dios:
1Pedro 5:6-7
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Muchas veces la receta que se nos ofrece para llegar a la cima es «haz lo que sea necesario, atropella a todos, ignora los sentimientos, ignora los detalles, supérate, gánale a los demás, impresiona a todos para lograr respeto, lo más importante es posicionarte en el mercado», pero todas estas afirmaciones no son más que el reflejo de un corazón ansioso por llegar a la exaltación y seguirlas te vuelve un orgulloso y un soberbio.
Recuerda el orgullo y la soberbia nunca han hecho grande a nadie.
En cambio Dios nos recomienda humillarnos bajo su poderosa mano, esto quiere decir, ponernos en nuestra correcta posición. Ubícate, dale a Dios el primer lugar, echa sobre él tu ansiedad de ser el mejor, él te hará el mejor, puedes ser el mejor a través de él, es más, al estar en él no puedes menos que ser el mejor. Él tiene cuidado de nosotros.
Punto de Acción:
¿Has ganado la admiración de algunos? Hoy llama o reúnete con ellos/ellas o uno/una de ellos/ellas y diles que no serías lo que eres si Dios no lo hubiera hecho en ti. Dale a Dios todo el crédito.