Los oídos de la Humildad

Nunca podremos escuchar y prestar atención a lo que Dios nos dice a menos que nos inclinemos frente a Él, es decir, que dejemos nuestro orgullo y autosuficiencia fuera de combate.

Proverbios 5.1:  Hijo mío, atiende a mi sabiduría, inclina tu oído a mi inteligencia

Haciendo un recuento de mi experiencia de vida, puedo notar que los momentos más estériles y confusos han sido aquellos en los cuales sólo he perseguido mis corazonadas y he cerrado mis ojos y mi corazón al consejo de Dios.  A veces confundimos, a mí me ha pasado mucho, firmeza o decisón con terquedad y soberbia.  En nuestros picos de soberbia y autosuficiencia siempre optamos por ignorar la Palabra de Dios o en el mejor de los casos, la hacemos decir lo que queremos o la acondicionamos a nuestros razonamientos.  Este asunto no tuviera ninguna relevancia sino fuera determinante para nuestro desempeño de vida.  La veradera vida, esa plena y radiante es aquella que se ajusta a Dios y su Palabra.  Dios dice que debemos inclinar nuestros oídos para escuchar su inteligencia, es decir, es necesario inclinarnos para poder escucharlo.  Sólo la humildad escucha el consejo de Dios.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.